martes, 19 de octubre de 2010

La oración y el silencio


Orar en silencio

Muchas veces nos preguntamos cómo podemos orar si estamos llenos de preocupaciones y distracciones. La Madre Teresa de Calcuta nos da la clave para la oración, de modo que podamos entrar en una común unión con nuestro Padre Dios. Resulta imprescindible aprender a silenciar nuestro corazón, nuestro cuerpo y nuestra mente, para poder escuchar a Dios. Puede ser que al principio, el hecho de quedarnos en silencio no sea tan fácil, pero con práctica y paciencia, podemos lograrlo.
Grupo de Oración Anónima
Sagrado Corazón de Jesús

La Oración y el Silencio
Madre Teresa de Calcuta

El silencio es lo más importante para orar. Las almas de oración son almas de profundo silencio. Y lo necesitamos para poder ponernos verdaderamente en presencia de Dios y escuchar lo que nos quiere decir.

Este silencio debe ser tanto exterior como interior, dejando de lado nuestras preocupaciones. Debemos acostumbrarnos al silencio del corazón, de los ojos y de la lengua.

El silencio de la lengua nos ayuda a hablarle a Dios. El de los ojos, a ver a Dios. Y el silencio del corazón, como el de la Vírgen, a conservar todo en nuestro corazón.

Dios es amigo del silencio, que nos da una visión nueva de las cosas. No es esencial lo que nosotros decimos, sino lo que Dios nos dice y dice a través de nosotros.

El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz.

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