Dios le habla a Abrahán de su plan de castigar a Sodoma y Gomorra. Abrahán intercede con audaz familiaridad, pues siente compasión por la gente de estas ciudades. Dios se complace con los sentimientos de Abrahán, que reflejan su corazón compasivo.
Señor, al igual que Abrahán, creemos en tu bondad y en tu justicia. Pedimos por nuestro mundo, sus penas e infidelidades. Nos preocupan los jóvenes sin trabajo, los que viven en soledad y sin sentido de vida.
Hoy te presentamos el dolor y la angustia de quienes se aturden con la droga o el alcohol; de los niños abandonados y las jóvenes que han sido violadas. Sabemos que deseas perdonar a quien hace daño y acompañar a quien sufre. Hazles sentir tu cariño en su vida.
Ahora no tenemos que argüir como Abrahán y pedir tu perdón si existen 40, 30 o menos justos, pues ya nos entregaste a Jesús como nuestro único salvador. Unidos a él te pedimos por todos los jóvenes que sufren y por quienes causan sus sufrimientos.
Sorpréndelos con tu amor, que te reconozcan como el mejor amigo, el que entiende los más íntimos secretos, quien perdona y llama a la conversión.
¿Cómo quieres que te ayude a darles la vida nueva que les tienes destinada?
martes, 30 de junio de 2009
Familiaridad con Dios
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Familiaridad con Dios
Biblia Católica para Jóvenes
Gn 18 23-33
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