VIVE LA PALABRA
Hermanos y hermanas
Gn 4, 9
El Señor preguntó a Caín:
- ¿Dónde está tu hermano?
Él respondió:
- No lo sé; ¿soy yo acaso el guardián de mi hermano?
"¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?" (Gn 4, 9). Imagínate a Caín levantando los hombros y contestando groseramente a Dios.
Tú sabes la respuesta: todos somos hermanos y hermanas, responsables unos de otros, en la familia, con los amigos e incluso los extraños. Por eso, conforme maduras en edad y en espíritu, tu círculo de relaciones se amplía, y al decir "nosotros" incluyes a más personas, hasta sentir un amor fraterno por ellas.
Nadie puede ser extraño a tu interés y cuidado ni puedes encogerte de hombros como Caín. Debemos atendernos unos a otros como hermanos y hermanas, hijos del mismo Dios.
¿Hay alguna persona a tu alrededor que necesite tu cariño y atención? Muéstrale tu amor con algún detalle, presta atención a lo que necesita y pide a Dios que la bendiga en abundancia.
Biblia Católica para Jóvenes
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